Recuerdo que la semana
pasada fue mala, pero una de las tantas gracias que tiene el fútbol es que da
revanchas. También recuerdo que dije que este partido había que ganarlo como
fuera, que ya era el momento de acabar con la estadística a favor de la Universidad de Concepción, que era hora de perfilarse a
ser punteros. Y señores, esto ya se empezó a dar.
Hay una frase que se aplica
a la perfección a lo vivido: Toda crisis, es una oportunidad. Después de quedar
eliminador de la copa Chile y empatar contra Ñublense de local, se presentaba
la oportunidad ideal. Jugar contra la bestia negra de los últimos años con el
objetivo de meter presión en la parte alta de la tabla. Además se conjugaron
factores como el retorno de Valdés, el cumpleaños del técnico Héctor Tapia
durante la semana y la efectividad en los entrenamientos de Esteban Paredes.
Eso sí habían cambios en el
once titular, cambios inteligentes. Porque si uno se ponía a revisar los vídeos
de los triunfos de la Udec contra el Popular veía que siempre pillaban de
contra ataque al equipo y mal parado. Ante esto se justificó el ingreso de
Maldonado en la contención, dando un mayor equilibrio al equipo.
Siempre he considerado que
el fútbol tiene matices, y si hay gente que le gusta solo el fútbol Bielsista o
propuestas como la de Guardiola, quizás el partido de ayer no le gusto para
nada. Pero había que observar las circunstancias que se daban, por eso en el
primer tiempo ambos equipos no se
desesperaban por atacar y muchos menos estaba en sus planes desordenarse.
En la segunda mitad este
discurso de mucho resguardo se fue del estadio CAP, puesto que ingreso Felipe
Flores en lugar de Claudio Maldonado y se volvió al 4-3-3 tan típico en nuestro
técnico. Se sabía que el partido había que ganarlo, pero esta vez con los
dientes apretados.
Poco a poco se llegaba más
al arco contrario, los tiempos entre defensa y ataque eran mucho menor. Hasta
que llego el minuto 67’, donde Esteban Paredes concretaba un golazo. Hubo mucho
lloriqueo en las redes sociales por la posición del goleador, quién dicen que
estaba offside, pero es milimétrica, además que es súper fácil alegar por
Twitter, pero bueeeh. Lo importante para mí es la gran jugada que se hizo. Todo
comenzó con una pelota defendida por Vilches, luego participaron del juego:
Fierro, E. Pavez, Paredes –en medio terreno- Hardy Cavero, Delgado y Pajarito
Valdés quién habilito al goleador autor del grito de gol de todos nosotros.
Ya estaba todo listo. Se
tuvieron un par de ocasiones más, pero la ventaja era nuestra. El equipo se
retrasó un par de metros y cuando había que reventarla se hizo. Lo mejor fue
que no se pasaron mayores sustos, y ahí quedó que al descubierto que el juego
de ese equipo de amarillo se basaba en el contra ataque. Se aprendió la
lección, se jugó de forma sacrificada e inteligente y se ganó un partido de
campeonato.
Lamentablemente viene una
nueva fecha FIFA, donde no habrá fútbol el fin de semana más próximo. Se vienen
dos semanas para preparar el clásico del domingo 19 de octubre al medio día en
el Monumental. No me gusta la hora, pero algunos tipos con poder creen que
mientras más temprano se juegue, menos disturbios habrán.
A entrenar con tranquilidad,
con la certeza de que ese partido en casa es nuestro. A cuidar a Paredes que
tiene una lesión traicionera. Ver como vuelven Delgado y Beausejour de la
selección, quienes espero que se muestren pero que al mismo tiempo no vuelvan
mermados. Ver el estado físico de algunos jugadores que estuvieron tocados como
lo fue Fierro y L. Pavez quién no puedo jugar en Talcahuano, pero hay tiempo
para estar con plantel completo.
Espero que la venta de
entradas para el clásico sea lo más tranquila posible, donde todos tengan la
posibilidad de ir y que los sistemas tecnológicos no fallen. Ah, y que aquel
niño de seis años que estaba en la lista negra de B&N también pueda ir,
porque eso es Colo Colo, una familia que no hace distinción de nada y para
cumplir el objetivo de ganar el clásico y el campeonato necesitamos el apoyo de
todo el mundo Colo Colo.
Por Ignacio Ramírez |
@iramirezmorales