“Rezando a Dios para que todo salga bien, existen emociones distintas,
sentimientos encontrados, alegrías extrañas, una presión enorme cuando estas en
la cancha, no importa, toma el balón, vamos jugador, mira a tu alrededor, hay
una multitud alentándote sin parar, en
tú estadio, en tú casa. Mira a tus compañeros de trabajo, con los que estuviste
toda la temporada, motivándose unos a otros, sin dejar de pensar: “Hoy hay que
ganar, saldremos a campeonar, cueste lo que cueste”. Anda, toca el balón, ¡vamos campeón! no te rindas. Mira al suelo,
ese pasto verde, está más verde que nunca, acompañando aquella pelota que nos
hará nuestro sueño realidad. Mira al cielo, las estrellas nos quieren entregar
la ansiada 30, David Arellano está alumbrando el lugar diciendo: “He aquí al
Equipo más grande de Chile”. Por un momento todo se detiene, todo está en
silencio, solo se escucha el pitazo: ¡prrrrr! del árbitro, mientras en la
televisión, Claudio Palma pronuncia clarito, sin titubear, en forma hermosa: ¡Nada más!, ¡se acabó! ¡Colocolo
campeón! y la hinchada, ésa multitud que nunca te ha abandonado, se les ve
gritando, saltando, llorando de alegría, muchas emociones expuestas. Mucha fue
la lucha, pero se ha terminado. Corre jugador, corre donde tu equipo y técnicos
que hicieron esto posible, lo hicieron todo de la mejor manera. Anda, corre
donde tu familia, abrázala con más fuerza, ellos en casa jamás dejaron de
alentarte. Anda, Grítalo con locura: “Colo Colo campeón, la estrella ya está en
casa”.
5 años tuvieron que pasar para que el gozo en el alma de cada Colocolino
se hiciera notar por todos lados del país y del mundo.
5 años de sufrimiento, ilusiones y penas, viendo como poco a poco
Colo Colo se iba deteriorando, se iba muriendo, gracias a la pésima
administración y gestión del cáncer de Colo Colo, BLANCO Y NEGRO S.A.
Como no, de la mano de muchos fracasos que pasamos, algunos de los
más recordados, como Diego Cagna, Américo Gallego, Ivo Basay, Omar
Labruna, y el inolvidable Gustavo
Benítez. Gente que lo único que lograban era desilusionar a toda la Hinchada, faltandoles garra y corazón. Quizás algunos algo quisieron hacer, quizás algo
lograron, pero no se reflejó en nada durante estos 5 años. Poco y nada hacían, en
vez de ganar estrellas y campeonatos, solo ganaban dinero para sus bolsillos y
el odio eterno del Hincha Albo, al más puro estilo de Blanco y Negro S.A.
Pero todo se ha calmado, ha vuelto todo a la normalidad. Esta calma
tiene nombre y apellido: Héctor Tapia y Miguel Riffo.
Ex jugadores, que pudieron vivir lo mismo que toda la hinchada: sufrieron,
patalearon y observaron cómo destruían nuestro Colo Colo. Estos hombres ya saben
lo que sentía el Hincha, sabían muy bien lo que tenía que hacer el cacique. Juntos
lograron una dupla sin igual, apoyándose mutuamente, para lograr lo que
hoy ya es realidad. Tienen sangre de
campeón por las venas, alma, y además del empuje y coraje. Dupla dinámica que
logró en aproximadamente 6 meses, lo que directores técnicos, no lograron en
AÑOS.
Héctor Tapia junto con Riffo, lograron que el hincha volviera a
creer, volviera a ilusionarse, volviera a renacer esperando la ansiada estrella
número 30.
Lograron sobrepasar barreras que nadie pudo en temporadas, motivar a
un equipo que era peso muerto. Trajeron al equipo figuras que pertenecían al
alma de Colo colo y que aman los colores de la bandera y ese estadio tanto como
la propia hinchada. “Y se paseó de ida y de vuelta, lo que opinara Blanco y
Negro. ¡Ups! Perdón.
Estoy de acuerdo, con que aún falta mucho, pero nadie me puede
negar, que el trabajo de Tapia y Riffo fue extraordinario, su profunda
dedicación y trabajo excepcional. Quizás se habrán equivocado algunas veces, con cambios
o con algún que otro titular, pero lograron la meta que prometieron tanto a la
multitud Colocolina, como a sus jugadores: ¡La Estrella 30 está en Casa!
Esa sensación tan bonita, esas ganas de llevar esta alegría a todas
partes, en los poros, en la piel. Amanecer pensando: Hoy es un día más para ser
Campeón. Para llevar a todas partes esa sonrisa, de oreja a oreja, con aire a
la estrella 30. Que a cada momento del día pase por tu cabeza: Ahora se vienen
miles de triunfos, porque tanto el jugador como la misma hinchada estamos más
motivados que nunca a seguir este camino que tanto nos costó, el camino del
campeón.
No saben la felicidad que me inundaba, estar en el gran estadio, que
como dice el chuncho ignorante, nos los fió Pinochet. Esa alegría de gritar
cada gol o alentar con más fuerza cuando los veíamos con los brazos caídos. ¡Allí
estaba tu hinchada Papá! esa alegría de estar viendo como Colo Colo volvía a
nacer, volvía a maravillar con cada movimiento. Cuanto te amo Colo Colo.
Yo les digo a todos los Colocolinos y Colocolinas, gocemos, disfrutemos
y gritemos con más fuerza que este gran
triunfazo, fue gracias a nuestro Héctor Tapia, nuestro Miguel Riffo y al
plantel de jugadores.