Fin
del torneo nacional. Lamentablemente no se pudo cumplir el objetivo, pero me
quedo con que se peleó hasta el final, y se terminó con la frente en alto.
Es
difícil comenzar a escribir con una tristeza más que entendible en este
momento. Son muchos los factores que trascienden acá. Los problemas
extrafutbolísticos, las lesiones y las circunstancias que se dan en el partido.
En
Valparaíso desde un principio se vivió la tensión que ameritaba el momento.
Santiago Wanderers, como nunca, salió a presionar a su rival, adelantando sus
líneas e impidiendo que Colo Colo saliera jugando desde atrás. La ausencia de
Paredes también cambiaba mucho las cosas. Puesto que, con el ingreso de
Maldonado, Vecchio y Valdés por momentos se tuvieron que desgastar presionando a
la defensa caturra. Y la guinda de la torta era el viento, que si bien no es
excusa, tampoco se puede decir que no fue factor.
Lo
cierto es que el equipo nunca se encontró en la cancha. El primer tiempo fue
nefasto, con un único acercamiento a través de Pavez. El resto se dio para que
Villar resguardara el arco y que casi la mitad del equipo se hiciera amonestar.
La
segunda mitad algo ilusiono. Valdés comenzó a manejar un poco más la pelota y
la defensa se afirmó, pero nada más. En los pies de Vecchio tuvimos la única
ocasión de gol clara, pero Viana respondió. Atrás tampoco era un
vendaval contra Villar, lo que si se veía, era el desgaste físico en ambos equipos.
Se
quiera o no, también se estaba pendiente de lo que pasaba en el Nacional, y
quizás en eso uno basaba las esperanzas. Muchos lamentaron la amarilla que
recibió Emiliano -quinta en el torneo-, especulando una final, pero nada de eso. Se supo la noticia
del resultado en Santiago, cuando ya no quedaba nada. El equipo se desordeno,
quedaban pocas piernas y vinieron los goles del Decano. El primero, en dudosa
posición, y el segundo cuando ya estaba todo finiquitado. Fin del campeonato,
semestre y año.
Aplaudo
el amor propio, coraje y garra que mostro el equipo liderado por Héctor Tapia
durante todo el 2014. Conseguimos la tan anhelada estrella número 30. Se
clasificó a la copa Libertadores. Se peleó por el bicampeonato hasta el final.
Todo lo anterior y mucho más, siempre, con la frente en alto.
Era
de conocimiento público el plantel corto de Colo Colo, pero este hecho -que en
parte es malo- enaltece aún más la disputa que realizo el equipo. Gracias al
cuerpo técnico por todo el trabajo que han realizado. Aplaudir la entrega de
los jugadores, la categoría y jerarquía que mostraron. Grato será recordar que
se ganaron los clásicos. Imposible olvidar los ‘ole’ gritados en el
Monumental. Orgullo dará ver y recordar la obtención del título. Orgullo da ser
de Colo Colo.
Se
vienen semanas de descanso más que merecidas. Se tendrá el tiempo para que
Paredes se recupere al 100%. A trabajar en materia de refuerzos, porque hay que
ir a pelear la copa Libertadores, no a participar. También se debe retener a
todos los jugadores, no nos podemos dar el lujo que se vaya alguno –por ejemplo
Esteban Pavez, quien ya fue seducido por la liga española-.
Se
acabó el año futbolero, en el cual refrendamos el gran legado que nos dejó
David Arellano. Nos dejó una institución única e inigualable, la cual día a día
es apoyada por gente humilde con alma de pueblo. Y como nuestro fundador dijo,
Colo Colo es para nosotros más que un nombre, es un lazo de indestructible
unión. Vamos Colo Colo, con todo el 2015!
Por Ignacio Ramírez | @iramirezmorales